Es muy conocida la historia de que los reyes franceses del siglo XVIII, pese a todas sus riquezas y vestidos extravagantes, no contaban con baños sanitarios ni buenos lavabos en sus palacios. La higiene de Versalles dejaría mucho que desear si la comparamos con la importancia que cada día más se le ha dado, en las sociedades modernas, al saneamiento y el aseo personal.